Del freno al 'procés' a una monarquía firme y consolidada: los cinco años de Felipe VI como rey

  • El discurso del 3-O, la credibilidad de la institución o el papel de España en el mundo han marcado su labor.
  • Asumió el trono en un momento difícil y ha tenido en el caso Nóos su situación más delicada.
  • FOTOGALERÍA: 5 años de reinado de Felipe VI, en imágenes.
El Rey Felipe VI saluda a su padre, Don Juan Carlos, junto su hija la Princesa de Asturias Leonor, en el balcón central del Palacio Real, durante el día de su coronación.
El Rey Felipe VI saluda a su padre, Don Juan Carlos, junto su hija la Princesa de Asturias Leonor, en el balcón central del Palacio Real, durante el día de su coronación.
EFE
El Rey Felipe VI saluda a su padre, Don Juan Carlos, junto su hija la Princesa de Asturias Leonor, en el balcón central del Palacio Real, durante el día de su coronación.

El 19 de junio de 2014 cambiaba la historia de España, o al menos una parte de ella. Felipe de Borbón ascendía al trono tras la abdicación de Juan Carlos I meses atrás. Felipe VI tenía por delante una serie de retos programados, pero no sabía que por el camino iban a aparecer otros tantos. Algunos inesperados. Cinco años más tarde de jurar la Constitución, el monarca sigue ligado escrupulosamente a ella, como demostró al encarar el procés o el intervalo sin Gobierno que vivió el país entre 2015 y 2016. El papel del rey se ha visto engrandecido en varias efemérides:

El procés, problema nacional: defensa de la Constitución

"Un compromiso como rey con la unidad y la permanencia de España". Con esa reivindicación cerró Felipe VI su discurso del 3 de octubre de 2017, solo dos día después de que se celebrara el referéndum ilegal en Cataluña. Más allá de las decisiones puramente políticas, ese mensaje buscó devolver el asunto al marco de la Constitución. Resaltando el papel de la Carta Magna, el monarca apeló al diálogo, pero no bajo cualquier condición: el consenso había de buscarse siempre "de acuerdo a la legalidad".

Ese planteamiento todavía hoy desata las iras de los secesionistas, pero el rey acabó por trasmitir tranquilidad en momentos complicados. "A quienes así lo sienten, les digo que no están solos. Tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles", dijo en referencia a los ciudadanos catalanes que no estaban de acuerdo con el procés. El perfil conciliador del rey, eso sí, no estuvo exento de reproches a los líderes secesionistas, a quienes acusó de "socabar la convivencia" y de mostrar una "deslealtad inadmisible" con el Estado español, incumpliendo la Constitución y el Estatuto de Autonomía.

Llegada al trono en un momento de turbulencias

Un Juan Carlos I desgastado y envuelto en polémicas dejó paso a Felipe VI. España vivía momentos complicados, pues estaba en los años más complicados de la crisis econónica, con la institución monárquica algo debilitada. La corrupción y un sistema en pleno cambio pusieron en duda la utilidad del rey, algo que lo que tuvo que hacer frente el recién llegado. Felipe VI afrontó el reto y recuperó la estabilidad en poco tiempo.

Su juventud y su formación supusieron casi un bálsamo para muchos y las voces críticas se calmaron. El relevo fue un cambio no solo de liderazgo, sino también de generación, acorde con lo que pedía España en ese momento. La discreción volvió a primar en Zarzuela y Felipe VI no se salió en ningún momento de su papel de jefe de Estado.

Cambio del dibujo político

El inicio de la era Felipe VI coincidió con la irrupción de un nuevo tablero político. El monarca tuvo que lidiar casi desde su llegada al trono con el fin de un bipartidismo que había mandado en España desde los años ochenta. Fuerzas como Ciudadanos y Podemos, además de un aumento del peso de las formaciones nacionalistas supusieron también un reto para el rey, que actuó y sigue actuando como mediador en muchos momentos.

En estos cinco años, España también ha vivido la primera moción de censura superada con éxito. Pedro Sánchez desbancó a Mariano Rajoy precisamente con los votos resultantes de esa pluralidad política. El traspaso de poderes, monarca mediante, se produjo en un clima de total normalidad política e institucional. Ahora, de hecho, la figura de la Corona vuelve a jugar un papel fundamental de cara a la investidura del propio Sánchez, después de un Gobierno de nueve meses que desembocó en un carrusel electoral, dado que los comicios generales, autonómicos, municipales y europeos se celebraron con solo un mes de diferencia.

Parálisis: seis meses sin Gobierno

Entre diciembre de 2015 y junio de 2016 España vivió un tiempo de Gobierno en funciones. La repetición electoral fue otro de los momentos clave de la historia reciente del país, y ahí el rey también jugó su papel. Tras los primeros comicios, Mariano Rajoy decidió no presentarse a la investidura y devolviño a los españoles a las urnas, en una situación entonces insólita. En ese escenario, Felipe VI asumió un papel de mediador en unos meses complicados. 

Importante papel internacional

La Orden de la Jarretera, máxima distinción británica, fue la última condecoración recibida por el rey de España, y ese tipo de actos confirman la importancia del país a nivel internacional a través de su jefe de Estado. En este sentido, Felipe VI ha potenciado la presencia española por el mundo, pero también ha sido capaz de reconocer el papel de su padre. "España es un país de referencia en múltiples ámbitos de la vida internacional", dijo el propio monarca a finales de 2018, además de considerar que es "serio, fiable, respetuoso del Derecho Internacional y comprometido con la causa de la paz".

Para él, ese logro es trabajo de cuarenta años de democracia, por lo que siempre ha querido reconocer el papel de Juan Carlos I como un partícipe directo de esa "profunda y determinante transformación de España" desde la Transición. Democracia, liderazgo, cultura, paz o cohesión social son algunas de las premisas que el rey ha reivindicado para potenciar el papel de España en el exterior.

Sobre la credibilidad de la Corona

Fue uno de los momentos más complicados en lo que va de reinado de Felipe VI. La corrupción salpicó a la Casa Real a través del caso Noós, por el que el cuñado del rey, Iñaki Urdangarin, permanece en prisión y la infanta Cristina tuvo que declarar ante el juez como imputada. A pesar de esta situación, la hermana del monarca se negó a renunciar a sus derechos pero por la preisón del rey dejó de ser duquesa de Palma. Esto fue tomado como un movimiento para desmarcar a la monarquía de cualquier conflicto con la Justicia.

Felipe VI tomó posición y eso se vio como una muestra de ejemplaridad. Marcó distancias con la familia Urdangarin, sobre todo tras la condena de cinco años de cárcel, y en ningún momento se ha pronunciado de forma pública sobre el caso. De hecho, cabe recordar que esta trama que implicaba a Urdangarin y de manera directa a la Casa Real fue uno de los motivos de más peso para la abdicación.

El futuro: la princesa Leonor

Por otro lado, Felipe VI, como no podía ser de otra manera, tiene una labor fundamental junto a la reina en la formación de la princesa Leonor. La primogénita de los monarcas hizo en 2018 su primera lectura pública en los actos de aniversario de la Constitución y está previsto que este año acuda por primera vez a la gala de los premios Princesa de Asturias en Oviedo, aunque se desconoce si intervendrá.

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